En medio de la lluvia y de una densa neblina fue inaugurada la vigésima octava edición del Festival del Quinto Sol en la zona arqueológica de Huamango, en el municipio de Acambay.
En punto de las once de la mañana, representantes de las cinco etnias indígenas que hay en el estado de México, iniciaron con una tradicional ceremonia otomí representando en encendido del Fuego Nuevo, que simboliza el inicio de un nuevo periodo.
Historia del Quinto Sol
Las creencias indígenas aseguraban que hubieron cuatro vidas, eras o soles, que habrían terminado en destrucción. El primer Sol llamado “Cuatro aguas” permitió la vida de los peces, el segundo Sol de Viento, propició la vida de las aves, al destruirse fue creado el tercer sol, Sol de Tierra que permitió la vida de los seres que ocupan su superficie. El cuarto, Sol de Fuego, dio lugar a la erupción de volcanes y matizó las plumas de las aves y la piel de animales como el jaguar. A la destrucción de éstos soles, el mundo quedó en oscuridad por lo que los dioses deciden sacrificarse para crear el Quinto Sol, el sacrificio lo ofrecen los dioses Tecuciztécatl y Nanahuatzin.
Tecuciztécatl intenta lanzarse tres veces, sin embargo retrocede por el miedo, Nanahuatzin, se arroja al primer intento y regresa resplandeciente como el sol actual. Al ver esto, Tecuciztécatl decide lanzarse, al regresar también resplandeciente, pero Quetzalcóatl lo reprende por la cobardía que mostró al principio arrojándole un conejo en la cara opacándole el brillo y lo convierte en la Luna.
Los pueblos prehispánicos creían que éste Sol también sería destruido por lo que cada 52 años, que era un “atado”, esperaban su salida o destrucción. La noche anterior a este acontecimiento rompían apagaban el fuego de sus hogares y templos, esperaban en lo alto de las montañas la señal de la destrucción del Sol y cuando esto sucedía los sacerdotes prendían fuego en el pecho de un sacrificado, éste es el encendido del Fuego Nuevo.